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10 Cuando se completó la construcción de los cimientos, los sacerdotes, vestidos con sus túnicas sacerdotales, hicieron sonar las trompetas, y los descendientes de Asaf hicieron sonar sus címbalos, para alabar al Señor de la manera ordenada por el rey David. 11 Cantaban y alababan a Dios dando gracias, y entonaban esta canción: «Dios es bueno, porque para siempre es su misericordia con Israel». Entonces todo el pueblo gritó con gran júbilo y alabó al Señor, porque se habían echado los cimientos del templo. 12 Pero muchos de los sacerdotes, levitas y demás dirigentes, que ya eran ancianos y recordaban el hermoso templo de Salomón, lloraban en alta voz, mientras los otros gritaban de gozo.

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